Aunque los procesos de auditoría hayan evolucionado y sean cada vez más respaldados por sistemas automatizados, de Datos y Analítica, e incluso por inteligencia artificial, ninguna máquina puede reemplazar las capacidades intelectuales de juicio y liderazgo de un ser humano.
El momento actual demanda perfiles más sofisticados, lo que significa que los auditores no pueden acomodarse. Deben desarrollar habilidades fundamentales que son esenciales para asegurar el éxito en sus actividades.
Las cinco competencias presentadas a continuación fueron extraídas de un estudio realizado por KPMG/Forbes Insights. Los resultados fueron publicados recientemente en el informe “Audit 2025 – El futuro es ahora”. A continuación, las detallamos:
Comunicación
La encuesta revela que la capacidad para transmitir claramente pensamientos, ideas y sugerencias, y para expresarse con claridad durante reuniones, presentaciones, entrevistas y negociaciones, es una de las habilidades más valoradas por quienes contratan a un auditor.
Inteligencia emocional
Los clientes también valoran a un auditor que pueda mantener la compostura y concentrarse en su trabajo, garantizando la ejecución efectiva de la auditoría. En ciertas situaciones, los clientes pueden sentirse frustrados al descubrir deficiencias graves en los procesos, fraudes o pérdidas financieras, y pueden ejercer presión sobre el auditor. La inteligencia emocional ayuda a moderar los efectos de diferentes tipos de presión en el juicio del auditor.
Pensamiento crítico y perspicacia
El auditor debe comprender el sector en el que opera el cliente y cómo funciona la organización. De esta manera, podrá plantear las preguntas adecuadas y analizar los hechos de manera objetiva. Esto es fundamental para que pueda comprender el escenario y proponer mejoras que realmente tengan sentido para el cliente. Además, el auditor debe ser perspicaz, es decir, tener la capacidad de percibir y buscar correlaciones que quizás la mayoría de las personas no perciban. Por último, debe aprovechar su experiencia para extraer lecciones que puedan ayudar al cliente.
Escepticismo profesional
Los auditores deben ser capaces de cuestionar a los clientes de manera objetiva y constructiva. El auditor no debe tomar atajos ni aceptar que toda la información proporcionada por el cliente sea verdadera. Debe mantener un escepticismo saludable y cuestionar si está entendiendo correctamente la situación. Esta competencia es esencial para lograr un resultado de calidad al final de la auditoría.
Habilidades interpersonales
A pesar del conocimiento de las normas y de todas las habilidades técnicas requeridas, las auditorías también involucran a personas. El auditor debe interactuar con una variedad de clientes en diversas situaciones. Por lo tanto, saber relacionarse con las personas es una habilidad indispensable. Un auditor con empatía permite comprender mejor la perspectiva del cliente a medida que avanza la auditoría. Para lograrlo, también es importante saber escuchar. Algunos auditores recomiendan la regla del 80/20 como la proporción ideal de tiempo dedicado a escuchar y hablar.
Por último, es importante destacar que estas habilidades son la base para una auditoría exitosa y deben practicarse de manera simultánea y continua. El auditor no debe desarrollarlas de manera aislada ni relegar ninguna de ellas.
Esperamos que este artículo le haya ayudado a comprender mejor lo que se espera de un auditor en un momento en el que la tecnología avanza rápidamente y los cambios ocurren cada vez más rápido y en mayor profundidad.
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